Los discretos ‘Sleepers’, por Rafael Chelala

Los discretos ‘Sleepers’, por Rafael Chelala
Typhoon
  • Rafael Chelala
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Cuando los todoterrenos eran eso, todoterrenos, los había lujosos como los Range Rover o prácticos y económicos como los Suzuki Santana. En un semáforo se me puso al lado uno que me llamó la atención, no por otra cosa, en un primer momento, que por tratarse de un modelo americano y no esos gigantescos como las Suburban. Bastante cuadrado y de línea muy atractiva.

Fijándome un poco más, me percaté de que los pasos de ruedas estaban bastante más pegados de lo que era habitual y de que además, ¡tenía unos enormes neumáticos de carretera!. Sólo tuve que esperar a que el semáforo cambiase a verde para darme cuenta de que estaba ante algo nuevo. El coche no es que acelerase rápido, era otra dimensión, un auténtico dragster. Se trataba del GMC Typhoon, seguramente el primer SUV deportivo de serie. Luego, mucho más tarde, ya llegaron todos los demás, ahora estábamos a principios de los años 90.

Los discretos ‘Sleepers’, por Rafael Chelala

No creo que a nadie en Porsche se le hubiese pasado por la cabeza una idea que luego se materializó en los Cayenne. Los ingenieros de General Motors, y sobre la base del popular Jimmy, habían iniciado un nuevo tipo de vehículo que hoy se ha vuelto muy popular, si se me permite la expresión. El Typhoon llevaba un motor de la casa de 4.3 litros V6 Turbo de 280 caballos que le permitía acelerar de 0 a 100 en apenas 5.3 segundos. Más rápido que la mayoría de los deportivos de la época, ¡incluyendo los Ferraris!

Un coche sin sentido en aquella época, y sobre todo, tremendamente discreto. Ni alerones, ni pegatinas de ‘turbo’; nada de nada. Sólo una mención al modelo que ahora lo dice todo, ‘Typhoon’ (Tifón). Como digo, cero alardes, el máximo exponente de los denominados sleeper cars.

Fuera de este innovador y visionario concepto, lo cierto es que casi todos los fabricantes tenían sus berlinas super vitaminadas con acabados discretos. Siempre recordaré aquel BMW535 (E34), lo rápido que era bajo la apariencia de un coche “normal”. Pero también por ejemplo los Safrane Biturbo, Opel Omega, o algún Alfa Romeo de los del trébol verde de cuatro hojas.

BMW E34
BMW E34

Hay muchos otros ejemplos de estos coches, pero hay dos que para mí destacaron sobre el resto, y que sin duda son ya objeto de colección. Los dos tienen algo en común y es que el motor lo firma otro fabricante.

Uno de ellos es el Lancia Therma 8.32 de 1986. Una berlina de lujo aparentemente inofensiva que llevaba nada más y nada menos que un motor de 8 cilindros y 32 válvulas de origen Ferrari con 215 caballos; una cifra más que considerable para la época y más si hablamos de un coche únicamente disponible en tracción delantera, siendo seguramente el coche más potente que se fabricaba con este ahorro de coste.

Lancia Thema 8.32
Lancia Thema 8.32

Con un interior muy bonito como el de casi todos los Lancia, y cuidado al detalle con tapizado en cuero artesanalmente y madera de raíz. Por fuera, había que fijarse para distinguirlo, cambiaban las llantas, las pequeñas menciones al modelo 8-32 y un alerón absolutamente integrado en el interior del maletero que se desplegaba cuando había alcanzado una determinada velocidad, delatando la exclusividad.

Por debajo estaba el Lancia Therma Turbo 16V seguramente más efectivo en su conjunto, y poco alejado en potencia, pero este no llevaba el sello “by Ferrari”. Una inversión muy interesante y con valores que irán en alza. Lo único que me echaría atrás en la compra es tener problemas mecánicos y sobre todo de electrónica en esta joyita italiana.

Lancia Thema 8.32 en blanco y negro
Lancia Thema 8.32 en blanco y negro

El otro es un Porsche, perdón un Mercedes, el Mercedes 500E (W124). Una aparentemente inofensiva berlina fabricada casi íntegramente en la línea de producción de Porsche, y que estrenaba la década de los 90 con un V8 de 326 caballos y ya con la autolimitación germana de 250 kilómetros horas de velocidad punta por control electrónico. Por fuera y en cuanto a su estética le delataba la carrocería ensanchada en las ruedas, mejorando muchísimo las proporciones, y algún otro detalle muy discreto como los paragolpes ligeramente diferenciados o los lavafaros.

Y detrás, ni una mención a Porsche, ni tampoco en ningún elemento exterior. Solo las siglas plateadas “500E” deberían de decirlo todo para los entendidos. Producto por cierto muy importante sobre todo para el fabricante de los 911, porque gracias a esta colaboración y a la que tuvo en los Audi RS2, seguramente salvó de que quiebra a la marca que se había vendido hasta a que los Seat Ibiza llevasen su firma en los motores de poco más de un litro.

Mercedes 500
Mercedes 500E

Sin embargo, Mercedes también se benefició y mucho de esta unión, porque lo habían intentado solos y el experimento no cuajó. Otra inversión segura y además por fuera, y por dentro, un espectacular Mercedes en toda regla de cuatro puertas con un corazón único.

Me gusta muchísimo el frontal de esta serie de Mercedes, combinando perfectamente la parrilla clásica y sus gigantes faros delanteros. Inversión también segura, ya más subida de precio, y además un youngtimer que ya es histórico.

Historia de la automoción

Estos coches son historia de la automoción y todavía se pueden conducir sacando los colores a más de un “deportivo” moderno. Y eso que hoy día es fácil que automóviles incluso compactos tengan versiones que superen los 200 caballos. Sin embargo, hay algunos coches que se podrían considerar de esta categoría por pasar muy desapercibidos para sus prestaciones. Así por ejemplo el Ford Focus ST o el Skoda Superb, ambos con casi 300 caballos y por supuesto versiones en las gamas altas de Audi, BMW o Mercedes.

Pero hoy en esta categoría, todo ha cambiado y mucho, dominan los eléctricos que mantienen perfiles estéticos bajos con grandes prestaciones, así por ejemplo el Tesla E o los Audi e-tron GT. Pero esto ya es otra guerra.